Se dice que la panadería La Magdalena ha tenido, entre otros clientes ilustres, a Ramón y Cajal, Luis Buñuel y Paco Martínez Soria, y tal vez sea cierto, pues no hay otra panadería zaragozana que pueda presumir de tan acreditada solera.
Especializada en repostería aragonesa, su fama ha trascendido fronteras, y clientes de toda España acuden a comprar sus coscaranas, sus harinosas, sus tortas de cabello, sus bollos de leche, sus roscones (en Reyes y san Valero con nata), sus pastichés, sus mantecados, sus coquitos y su deliciosa empanada de atún.
El pan se elabora artesanalmente, con masa madre, sin trampa ni cartón. Aunque hecho en la ciudad, se trata de auténtico pan de pueblo, que se conserva durante días sin perder el sabor y la textura, siempre crujiente. Hogazas, chuscos, cintas, barras camperas, baguetes… Está tan bueno que se come solo.
Mención aparte merecen sus famosas magdalenas de aceite de oliva del Bajo Aragón. Como la magdalena de Proust, las magdalenas de la panadería La Magdalena también te hacer recordar el sabor de la infancia.
María Pilar Belio, el alma de este negocio familiar, asegura que la clave del éxito no es otra que la mejor calidad al mejor precio. Y mucho amor.